EL TEMPLO QUE HABITÓ UN GIGANTE EN EL PASADO

Existen textos antiguos, e historias orales contadas por diferentes tribus a lo largo y ancho de nuestro planeta, que cuentan que en el pasado, hubo gigantes que poblaron la Tierra.

Incluso se mencionan en la biblia, así, en Génesis 6:4 se puede leer:

 “Y había gigantes en la Tierra en aquellos días, y también después, cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y ellas les dieron hijos. Estos son los héroes de la antigüedad, hombres de renombre”.

También en el Deuteronomio 3:11: se narra

“Og, el rey de Basán, era el único que quedaba de los gigantes. Su cama, una cama de hierro, ¿no está en Rabá de los hijos de Amón? Nueve codos mide de largo y cuatro codos de ancho, según el codo de un hombre”.

(Eso equivale, aproximadamente, a 4 m y medio de largo y 2 m de ancho).

En 1 Samuel 17:4-7 dice lo siguiente:

“Un famoso guerrero, oriundo de Gat, salió del campamento filisteo. Su nombre era Goliat, y tenía una estatura de más de tres metros. Llevaba en la cabeza un casco de bronce, y su coraza, que pesaba cincuenta y cinco kilos, también era de bronce, como lo eran las polainas que le protegían las piernas y la jabalina que llevaba al hombro. El asta de su lanza se parecía al rodillo de un telar, y tenía una punta de hierro que pesaba casi siete kilos”.

En Oriente, los relatos de hombres de enorme tamaño son muy abundantes, pero, justamente, por la zona de Siria, la mitología está llena de historias de gigantes que convivieron con los hombres.

Concretamente, en un pueblo situado a 67 km al norte de Alepo, llamado Ain Dara, muy conocido por su templo.

El recinto sagrado de Ain Dara tiene una gran similitud con el Templo de Salomón, también conocido como el primer templo, tal y como se describe en el Tanaj, ya que en la antigüedad, solian hacer copias de todo aquello que consideraban sagrado e importante.

El descubrimiento de esta construcción fue fruto de la casualidad: En 1955, vieron que, de la madriguera de unos zorros, asomaba la cabeza de un colosal león de basalto, que atrajo la atención de la Dirección General de Antigüedades de Siria, así fue cómo comenzaron las excavaciones, dejando al descubierto esta increíble construcción.

El templo está construido sobre el valle de Afrin, elevado sobre un zócalo decorado con esfinges y leones de tamaño natural. Encima de este zócalo había una segunda fila de estatuas de leones y esfinges.

Durante siglos, los eruditos han buscado alguna referencia sobre la existencia del Templo de Salomón, sin embargo, no han encontrado nada, porque las excavaciones, en la zona donde supuestamente estuvo, son imposibles.

Según comentó el arqueólogo John Monson en la revista Biblical Archaeology Review (Profesor Asociado de Antiguo Testamento y Lenguas Semíticas en Trinity International University) lo más parecido al Templo del Rey Salomón es, sin duda, el Templo de Ain Dara. Este comentó:

“El templo en Ain Dara tiene mucho más en común con el Templo de Jerusalén, descrito en el Libro de Reyes, que cualquier otro edificio conocido”.

John Monson encontró en el templo de Ain Dara más de 30 elementos arquitectónicos y decorativos, coincidentes con  Templo del Rey Salomón.

Las similitudes son extraordinarias, ambos edificios fueron levantados sobre grandes plataformas artificiales y los dos están divididos en tres partes, un pórtico de entrada apoyado por dos columnas, una sala principal del santuario y al final una partición, un altar elevado, o Santo de Santos.

Los esquemas decorativos como, los leones, animales míticos, flores y patrones geométricos, son coincidentes con las imágenes que se mencionan en 1 Reyes 6:29, que adornaban el Templo del Rey Salomón.

Según Lawrence Stager de la Universidad de Harvard, la existencia del templo de Ain Dara demuestra que el Templo de Salomón, sí existió, que no fue una creación literaria. Su distribución, tamaño, fecha y todos los detalles arquitectónicos coinciden con la arquitectura sagrada del norte de Siria, desde el siglo X hasta el siglo VIII aC.

Pero, quizá, lo más intrigante del templo de Ain Dara, no esta dentro, sino fuera. Antes de entrar, llama poderosamente la atención lo que se encuentra en el suelo.

Se trata de unas huellas gigantes de dos pies desnudos grabados en piedra, una al lado de la otra, justo en el umbral del templo, y si seguimos andando hasta la antecámara del santuario encontramos una tercera huella, del pie derecho, y a 9 m de distancia, una cuarta huella del pie izquierdo.

Cada una de ellas mide 90 cm, lo que equivaldría a una persona de, aproximadamente, 7 m de altura.

Estas gigantescas huellas talladas a la entrada del templo, pertenecían a la deidad que allí moraba y que, según creían, les protegía de los invasores

Estas huellas fueron Esculpidas en el suelo con la intención de asustar a sus enemigos, y para que todos los extranjeros supieran, lo grande y enorme que era el dios que les protegía.

¿Podrían las huellas del templo de Ain Dara representar los pies de Jehová? ¿O quizá pertenecían a otro dios similar?

En esa época los dioses los protegían de los enemigos a cambio de su adoración, es evidente que se trataba de seres físicos y, sin lugar a dudas, de un tamaño descomunal.

El descubrimiento del Templo de Ain Dara, presenta muchos interrogantes, aunque parece que una mano negra, a nivel mundial, intenta borrar todas las huellas de ese pasado oscuro, ya que al igual que sucedió con el museo de Bagdad, que debido al conflicto bélico, desaparecieron muchas evidencias de seres no humanos, en esta ocasión, estamos ante un caso muy similar.

El 28 de enero de 2018, aviones de la Fuerza Aérea de Turquía destruyeron parcialmente la infraestructura del templo de Ain Dara.

Lamentablemente, Se han borrado muchas pruebas sobre la existencia de gigantes a nivel mundial, pero, a pesar de ello, todavía podemos encontrar bastantes evidencias, de que en un pasado, no muy remoto, hubo seres enormes.

….(ver vídeo).

 

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